Hace unas semanas, tuve la gran alegría de recibir una reseña literaria muy especial sobre mi libro Cuando aún late algo dentro, publicada por la revista Autores.
Me emocionó profundamente leer cómo alguien, desde fuera, lograba captar con tanta sensibilidad la esencia de lo que escribí desde dentro.

Porque este libro nació desde lo más hondo de mí: de los duelos vividos, de la enfermedad, del abandono, pero también del amor, de la resistencia y de la esperanza.
Y saber que ha llegado de verdad… que ha tocado… es el mayor regalo que puede recibir una autora.

Por eso, hoy quiero compartir con vosotras esa reseña.
La copio aquí abajo para que podáis leerla completa, y al final os dejo también el enlace original, por si queréis visitarla directamente.

Gracias por seguir latiendo conmigo.
Gracias por estar aquí.

💛
Malú

Malú García nació en Águilas (Murcia) el 13 de septiembre de 1981, aunque en la actualidad, vive en Massanes (Girona). Desde pequeña, supo lo que era crecer entre contrastes. Aunque su infancia estuvo llena del amor y apoyo incondicional de sus padres, no fue un camino fácil. Fue una niña tímida, de las que prefieren el silencio del hogar antes que el bullicio del parque. Mientras otros jugaban, ella escribía. Siempre llevaba consigo un cuaderno, como un refugio portátil, donde volcaba todo aquello que no se atrevía a decir en voz alta.

A los 17 años enfrentó uno de los desafíos más duros: un cáncer que logró superar, dejando en ella una huella profunda de fortaleza y consciencia. Pero la vida no se detuvo ahí. A los 33 años perdió repentinamente a su marido por un infarto fulminante, solo cinco meses después de haber perdido también a su padre. El dolor se fue acumulando como capas. Pero la cosa no se quedó ahí: meses después, Malú también sufrió un aborto de dos bebés como consecuencia de la profunda depresión que vivía tras aquellas pérdidas. Fue una etapa devastadora. Una herida sobre otra, sin apenas tiempo para respirar entre un golpe y el siguiente.

Y, aun así, siguió.

Desde los 15/16 años, ha vivido con fibromialgia, fatiga crónica y depresión. Enfermedades invisibles que le enseñaron el valor del coraje silencioso y la importancia de ser escuchada. Fue en ese trayecto cuando comprendió que escribir no era solo una forma de sobrevivir, sino una herramienta para acompañar a otras personas que también sufren en silencio.

Desde los nueve años ha escrito sin pausa. En su adolescencia, su escritura cambió con ella: dejó atrás los relatos de fantasía para comenzar a escribir sobre la vida real, sus emociones, sus pérdidas y sus luchas más íntimas. Lo que no podía decir en voz alta, lo convertía en letras. Y con el paso del tiempo, decidió que esas letras debían ver la luz. No para ganar dinero. No para fama. Sino porque sabía que podían ser un bálsamo, un punto de apoyo, un espejo para quienes también caminan con el alma hecha pedacitos.

Sino porque sabía que podían ser un bálsamo, un punto de apoyo, un espejo para quienes atravesaban duelos, enfermedades o momentos de oscuridad.

Así nacieron sus libros, todos disponibles en Amazon (menos El Eco de los Amores Eternos, que está en una editorial):

Huyendo de la desesperación
Cuando aún late algo dentro
Mi voz en mil palabras
El Eco de los Amores Eternos (En corrección)

Cada uno de ellos, ya sean Novela o Relatos, están escritos desde lo más profundo del alma, con la única intención de ayudar, de acompañar y de recordarle al lector que no está solo. Que hay luz incluso en los días más grises.

Malú García escribe con la verdad de quien ha vivido mucho y ha amado más. Con su historia, transforma el dolor en camino, y, con sus palabras, ofrece abrazos donde muchos, solo encuentran silencio.

Libro “Cuando aún late algo dentro” de Malú García

Reseña literaria de “Cuando aún late algo dentro” de Malú García

“Cuando aún late algo dentro” no es un libro más. Es una herida abierta que aprendió a hablar. Es un eco suave y firme que acompaña a quienes han caminado por el lodo del dolor, la enfermedad, el abandono, el duelo o el sinsentido. Es el susurro de una mujer que ha aprendido, a golpe de vida, que no todo lo que duele destruye. A veces, lo que duele… revela.

Malú García, escritora nacida del silencio y de la resistencia, nos entrega una obra íntima y ferozmente honesta. Cada texto, cada palabra, cada pausa está escrita con sangre emocional. Y no para provocar, sino para abrazar.

Este libro no se lee: se siente.

Una estructura emocional que guía

La obra está compuesta por textos breves, organizados con un sentido narrativo y emocional preciso. No hay nada aleatorio en esta disposición. Desde el primer relato, el lector es invitado a iniciar un camino: un descenso hacia la oscuridad más profunda del alma humana, seguido por un renacimiento paulatino, y, finalmente, un reencuentro con una versión más amorosa de uno mismo.

Lo que hace de este libro una experiencia transformadora es su triple enfoque: relato, frase motivadora y ejercicio de presencia. Esta estructura convierte el libro en un refugio activo. No solo conmueve: también sostiene y acompaña. No solo abraza: impulsa.

Un estilo que respira entre la poesía y la carne viva

Malú escribe desde un lugar donde la palabra ya no puede mentir. Su estilo es visceral y delicado a la vez. Cada frase parece tener el peso de una lágrima sostenida, y el vuelo de una promesa que aún no se rinde.

La autora no busca impactar con florituras. Su belleza reside en la sencillez desgarradora. En esa forma de nombrar el cansancio, la soledad o el miedo sin dramatismo, pero con una verdad que corta. Usa símbolos cargados de humanidad: la lluvia, la noche, la herida, el espejo, la voz. No son metáforas poéticas, sino vivencias encarnadas.

Y ahí radica la potencia de este libro: quien ha sufrido, se reconoce. Quien no ha podido aún ponerle nombre al dolor, aquí lo encuentra.

Parte I: Cuando todo pesa

La primera sección es un descenso crudo al corazón del sufrimiento. Aquí, Malú se atreve a decir lo indecible: el cansancio que no se ve, la desesperanza que nadie entiende, la vergüenza de no poder más.

No hay consuelo inmediato. No hay maquillaje. Solo una voz que dice: “esto también soy yo, esto también te habita a ti”. Y al hacerlo, legitima, contiene, comprende. Es un acto radical de humanidad.

Esta parte pone palabras al agotamiento emocional y físico de quienes conviven con enfermedades invisibles, con traumas acumulados o duelos no reconocidos. Habla de las noches sin fin, de la incomprensión médica y social, de la fragilidad psíquica. Pero nunca desde el lamento. Siempre desde la valentía de mirar al monstruo a los ojos.

Parte II: Cuando aún late algo dentro

Aquí, el libro respira. No porque el dolor desaparezca, sino porque algo se enciende. Una chispa. Un pequeño hilo de luz entre los escombros. El tono cambia. La voz se vuelve más introspectiva, más pausada. Aún hay lágrimas, pero ahora también hay conciencia.

La autora habla de la resiliencia que no se grita, sino que tiembla suavemente. De esa fuerza que surge cuando uno decide mirarse sin juicio. De la posibilidad de hallar belleza incluso en la grieta.

Los textos comienzan a girar hacia la escucha interna. Ya no solo narran el peso, sino que abren espacio al cuidado. Esta parte invita a detenerse, a respirar, a quedarse, aunque duela. Porque algo —aunque mínimo— sigue latiendo dentro. Y con eso basta para empezar a reconstruirse.

Parte III: Cuando empiezo a verme con otros ojos

Esta última sección es una declaración de amor a una misma. La voz que antes temblaba, ahora se enuncia con dignidad. No porque todo esté resuelto, sino porque ha aprendido a sostenerse incluso rota.

Aquí aparece la ternura, la reconciliación con el cuerpo, con el pasado, con la historia personal. Se habla de mirarse de nuevo, de dejar de exigirse ser quien una no puede, y comenzar a abrazar lo que sí es. Ya no se busca la perfección ni la cura total: se encuentra la presencia, el valor de habitarse con lo que hay.

No hay promesas de felicidad. Hay algo más valioso: verdad, ternura y decisión. El lector, al llegar aquí, no solo ha leído un libro. Ha transitado un proceso.

Frases que iluminan. Ejercicios que transforman.

Uno de los mayores aciertos del libro es que cada relato cierra con dos herramientas concretas:

  • Una frase motivadora que actúa como bálsamo o faro.
  • Un ejercicio de presencia que invita al lector a conectar consigo mismo.

Estas dos piezas complementan la experiencia. No son añadidos. Son parte integral de la propuesta. La frase funciona como un latido que permanece. El ejercicio, como un anclaje a lo real, al aquí y ahora. En conjunto, convierten la lectura en un espacio terapéutico sin ser terapista. Un acto íntimo de acompañamiento.

Escritura que abraza, no que alecciona

Malú García no escribe para enseñar, sino para sostener. Su voz no juzga ni impone. Se pone al lado. Mira contigo. Llora contigo. Y también se levanta contigo.

No hay moralismos, ni soluciones mágicas, ni gurúes emocionales. Hay una mujer que ha caminado su noche oscura del alma, y que ha decidido transformar su historia en palabras que puedan servir a otros.

Eso convierte su obra en una herramienta preciosa para quienes atraviesan procesos difíciles, pero también para profesionales, acompañantes, terapeutas o familiares que desean comprender mejor lo que viven tantas personas en silencio.

Un libro necesario. Un gesto político del alma.

En un mundo que premia la productividad, la imagen, el éxito superficial y el positivismo forzado, este libro es un acto de rebeldía. Habla de lo que no se habla. Mira lo que todos esquivan. Y lo hace con una dulzura que desarma.

“Cuando aún late algo dentro” da voz a personas invisibles: quienes sufren enfermedades no reconocidas, quienes lloran a escondidas, quienes han perdido demasiado, quienes sobreviven al día a día. Es un libro político en el sentido más profundo: hace visible lo que el sistema invisibiliza. Le da palabra a quien no la tenía. Y eso, en sí mismo, es literatura de verdad.

Conclusión: un libro que no se olvida

Cuando aún late algo dentro no es un libro de autoayuda. Ni un poemario. Ni una recopilación emocional. Es un acto de amor valiente. Un espejo donde mirarse sin miedo. Un cuaderno de viaje para quien camina por dentro.

Malú García ha tejido con sus heridas un manto de palabras para cubrir a otros. Ha convertido el silencio en lenguaje, el dolor en cuidado, la soledad en compañía.

Y esa es la grandeza de esta obra: que no se queda en lo literario. Te toca. Te transforma. Te recuerda que aún… aún late algo dentro.

Aquí os dejo el enlace directo a la publicación original


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