Hola a tod@s
En esta entrada quiero hablaros del cuidado emocional, porque cuidar lo que sentimos es esencial cuando vivimos con fibromialgia, fatiga crónica, depresión o cuando atravesamos una pérdida.

Las emociones se cargan en el cuerpo y, con el tiempo, también duelen. Por eso me gustaría compartir con vosotr@s algunos consejos y recursos que a mí me han ayudado y que quizá también os sirvan.

A veces, nos exigimos demasiado. Queremos hacerlo todo, llegar a todo, mantenernos fuertes. Pero el alma también necesita descanso. La exigencia constante termina apagando la ilusión. Hablarte con amabilidad, permitirte fallar o dejar algo pendiente no te aleja del camino, te ayuda a mantenerte en pie.

El cuerpo es un compañero fiel. Sostiene cada emoción, cada pensamiento, cada día difícil. Agradecerle su esfuerzo y tratarlo con respeto crea una conexión profunda contigo misma. Cada vez que eliges cuidarlo, también estás cuidando tu parte emocional.

Busca ambientes que transmitan calma. Un rincón ordenado, una luz cálida, una música que te acaricie por dentro. La serenidad exterior ayuda a que la mente se relaje y el corazón encuentre su ritmo.

Y permite que te acompañen las personas que te hacen bien. No hace falta que te entiendan del todo, basta con que te escuchen sin prisa y te miren con cariño. A veces, un abrazo, una palabra suave o una simple presencia bastan para sentir alivio.

El cuidado emocional no es un lujo, es una necesidad. Cuando aprendemos a escucharnos, el cuerpo descansa y el alma se aligera. Cultivar la calma, la ternura y la gratitud abre espacio para volver a sentir esperanza, incluso en los días más lentos.

Espero que os ayuden tanto como a mí. Besitos!!


Descubre más desde Diario de una vida que late

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Posted in

Deja un comentario

Descubre más desde Diario de una vida que late

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo