
Correo de Luis — Albacete
Asunto: Gracias por darle voz a los hombres también
Hola, Malú:
Encontrar tu blog fue como abrir una puerta que llevaba años cerrada. Siempre sentí que la fibromialgia tenía voz femenina, que los hombres no encajábamos en el relato. Hasta que te leí. Gracias por escribir también para nosotros, los que callamos por orgullo o vergüenza.
Trabajo en un taller mecánico. Fingí estar bien demasiado tiempo, hasta que el cuerpo me frenó de golpe. Me costó aceptar que esto no era flojera. Leerte me ayudó a reconocerme sin culpa. Ahora hablo más, incluso con mis compañeros. Algunos me escuchan con respeto, otros no, pero ya no me importa tanto.
Te leo desde Albacete, con las manos manchadas de grasa y una taza de café al lado. Cuando duele demasiado, me siento y respiro. No busco lástima, busco comprensión. Y en tus textos la encontré.
Con gratitud,
Luis
Hola, Luis:
Tu correo me emocionó profundamente. Gracias por escribirme con tanta honestidad, por atreverte a contar lo que tantos callan. Sé lo difícil que puede ser reconocer el dolor, sobre todo cuando el entorno espera que un hombre aguante sin decir nada. Por eso tus palabras valen el doble, porque nacen del coraje y de la verdad.
Me alegra saber que este espacio te ha hecho sentir parte, que por fin te reconociste en una historia que no excluye a nadie. La fibromialgia no entiende de género, pero sí de silencios. Y cada vez que alguien como tú decide hablar, ese silencio se rompe un poco más.
Puedo imaginarte en el taller, con el café al lado y las manos cansadas. Me gusta pensar que, entre el ruido de las herramientas, también hay hueco para esa respiración que mencionas, para esa pausa en la que el cuerpo se escucha y no se castiga.
Esa pausa es una forma de respeto hacia ti mismo, y también hacia todos los que, sin saberlo, encontrarán consuelo en tu ejemplo.
Gracias por confiarme tus palabras, Luis.
Y gracias por recordarme que escribir sobre esto, no solo visibiliza una enfermedad, también ayuda a reconciliar historias que merecen ser contadas.
Te mando un abrazo sincero hasta Albacete, con admiración y gratitud.
Con cariño,
Malú
Deja un comentario