Correo de Mariana — Guadalajara, México

Asunto: Me hiciste sentir menos “loca”, neta

Hola, Malú:
Te escribo desde Guadalajara. No te imaginas lo que fue leer tu blog por primera vez. Me dieron ganas de llorar, pero de alivio, ¿sabes? Toda mi vida pensé que exageraba. En el trabajo, cuando pedía permiso por el dolor, me miraban raro. Y ahora, al leerte, entendí que lo que tengo tiene nombre y alma.

Ya tengo tu libro. Me llegó hace dos semanas. Lo leo en las noches, cuando el insomnio se pone pesado. Subrayo frases con plumón rosa. Me hace bien sentir que alguien dice lo que yo no me animaba a contar.

Trabajo en una guardería, y los niños me llenan de energía aunque me dejen molida. A veces, al cargarlos, me truena todo el cuerpo, pero luego alguno me abraza y se me olvida el dolor un rato. Mi esposo también lee tus publicaciones. Dice que ahora entiende por qué hay días en que mi cuerpo se “pone rebelde”.

Gracias por escribir sin drama, pero con verdad. De verdad, wey, me salvaste de seguir creyendo que era floja.

Con cariño,
Mariana


Hola, Mariana:
Leerte me ha dejado una sonrisa y un nudo en el corazón. Gracias por escribirme así, tan desde adentro. Tus palabras me recuerdan por qué empecé este espacio, para que nadie vuelva a sentirse “loca” ni exagerada por algo que no se ve, pero que se vive tan a fondo.

Me alegra saber que el libro te acompaña en las noches difíciles. Imaginarte leyéndolo, subrayando frases con plumón rosa, me emociona más de lo que puedo decirte. Porque eso que haces, leer despacio, en medio del insomnio, también es una forma de cuidado, un diálogo contigo misma.

Tu manera de hablar de tu trabajo me conmovió. Los niños tienen esa magia, agotan, pero también llenan de luz. Me gusta esa imagen tuya, con el cuerpo cansado pero rodeada de risas y abrazos. Es un recordatorio hermoso de que la vida sigue latiendo incluso en medio del dolor.

Y qué bonito que tu esposo lea contigo. A veces, la comprensión no llega con grandes discursos, sino con un pequeño gesto como ese, abrir el corazón para entender.

Gracias por tus palabras sinceras, por tu energía y por esa manera tan tuya de decir las cosas sin adornos. Te mando un abrazo enorme hasta Guadalajara, con mucho cariño y respeto por todo lo que eres y todo lo que sostienes cada día.

Con afecto,
Malú


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